
Nunca supe de donde salió este sobrenombre, lo que si les aseguro es que todos los que lo conocimos alguna vez lo saludamos con el apodo "nequiné". Este primer relato esta dedicado a un maravilloso sabanero que se fue a cuidar a la sabana y a sus animalitos desde otro universo. Y como esto es un anecdotario me limitare a dar rienda suelta a algunos momentos puntuales en los que van a poder disfrutar de este personaje.
Luis Scott llegó a La Gran Sabana después de haber rodado por el mundo, experimentando diferentes formas de vivir y expresar la espiritualidad. Sin ser religioso estaba muy claro en su filosofía de vida, y en una época hasta parecía un gurú Hindú. Siempre delgado y atlético,vegetariano, pero no perdonaba una torta de chocolate y una cocacola helada.
En una oportunidad, estando en El Paují, se me infecto una picada en una pierna y como muchos acudí a consultar a Luis, que se caracterizaba por ser hierbatero. Les cuento que el tratamiento consistía en tomar infusión de cogollo de mango para limpiar la sangre, efectivo pero amarrrrrrgo, lavar la herida con agua de corteza de merey, desinfectante y astringente, y finalmente masticar unas hojas verdes que salían en el patio de su casa y ponerme el pegoste baboso sobre el lugar con una gaza por la mañana y por la noche poner arcilla.... Apenas se ve la cicatriz en mi pierna.
En mi casa en El Pauji siempre había muchas cosas, entre ellas, ropa que nos mandaban de Caracas para regalar a los indígenas, una de esas cajas provenia de la ex esposa de otro sabanero que se nos fue tiempo atrás. Michel había estado casado con una modelo preparadora de misses en los 70's, con esta intro se pueden imaginar que lo mínimo que había en la caja tenia lentejuelas por todos lados. Varios de los hombres decidieron disfrazarse de mujer para la fiesta de carnaval, por supuesto el único que podía entrar en algún vestido era Luis y así fue. Un trapo azul rey brillante con canutillos en los hombros y una abertura en la espalda que llegaba hasta donde dice no pasar, le quedaba perfecto con sus sandalias de cuero con zuela de caucho de carro, que se las cambiaba según el desgaste.
Luis siempre fue muy bromista con los chamos, le ponía una moneda en la frente a alguna víctima, se la apretaba con fuerza y le decía al niño que no la dejara caer al momento que se la quitaba, dejando la sensación de que la moneda seguía allí, sacando carcajadas de los otros que miraban al chamo haciendo equilibro sin tener moneda alguna. Los guindaba por los pies, por el cuello y si se portaban muy mal los metía dentro de algún tambor de agua. Son de esas maldades sabrosas que le encantan a los niños.
Comer en casa de Luis implicaba tener un paladar abierto a los aromas orientales, y como todos, tenia platos deliciosos como el arroz con algas y otros menos agraciados como el atol que preparaba en las mañanas compuesto por avena, afrecho, germen de trigo, ajonjolí y pasas, todo cocido en agua y endulzado con miel y melaza, muy nutritivo pero ¡incomible!, con variantes, pero siempre pegostozo. Nos hacia masticar propolio con cera de abejas, que según él, era mas sabroso que un chicle de fresa. Y el plato que más me gustaba, papas al curry, del cual les dejaré la receta de lo que me puedo acordar.
Papas al Curry de Luis: Sofreír cuadritos de papas con cebollas en plumitas en un poquito de aceite, agregar sal y curry al gusto, tapar y poner un poquito de agua si es necesario hasta que las papas ablanden. Con el maravilloso sabor que da la simpleza de los ingredientes y el cariño de un tío en la preparación puedes sentir la felicidad en el paladar. Así son mis recuerdos con Luis desde mi niñes, siempre lindos, alegres, cariñosos.... Y así lo recordaré.
P.D. Esta foto fue tomada en El Paují como en el 85, Luis esta a la derecha.
jajajjaj Ahora recuerdo un día, siendo vecina tuya, con un ratón de esos de brinco y espanto, y Nequine llegó por la casa y me dio un batido de hojas de guayaba. Simple, para limpiar el estómago, realmente fue para desenfundar el estómago, pero efectivamente, solté todos los males... Cómo decía Luis, en cualquier época del año, Feliz navidad!!!!
ResponderEliminarHola Marianex, qué bueno este cuento y verídico. Tewi me ha hablado de los toles.
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